Últimamente he escuchado por conocidos de Suramérica que en algunos círculos existe la creencia de que en Cuba no se paga la electricidad, el agua o el alojamiento, que las utilidades son gratis como el servicio de salud, nada más alejado de la realidad.
En Cuba existe una libreta de racionamiento desde 1962,
probablemente la cartilla de racionamiento con más años en la historia. Fue
implementada por el dictador Fidel Castro quien eufemísticamente la llamó, “Libreta
de Abastecimiento”. Los productos que se racionaron y distribuyeron por medio
de esta cartilla nunca fueron suficientes y muchas veces sus precios eran inalcanzables
para los salarios más precarios. Ocurrían cosas raras, por ejemplo, si
comprabas medias no podías comprar calzoncillos y cosas así, o el pollo que “tocaba”
por persona al mes alcanzaba para una comida, o dos, si se comía poco, por
muchos años solamente se podía comer arroz con chícharos y a veces ni eso,
llegó al punto en que tuvieron que racionar hasta el pan. La libreta de
racionamiento para productos no alimentarios desapareció como mismo
desaparecieron fábricas textiles, de zapatos, de porcelanas, de bebidas
alcohólicas, ingenios azucareros, fábricas de cemento y un largo etcétera,
industrias todas que venían de la época republicana. Recientemente corren
rumores de que la libreta de racionamiento será cancelada pues cada vez es más
improductivo el país y los subsidios extranjeros son prácticamente inexistentes.
El alojamiento siempre ha sido un problema serio bajo la
tiranía castrista, la dictadura trató de construir edificios que se llamaron “Microbrigadas”;
eran edificados, a partir de piezas prefabricadas provenientes de la
organización de países comunistas, CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica), por
personas que necesitaban casas y vivían acinadas con familiares o en albergues,
muchas de estas personas no eran ni profesionales ni obreros calificados de la
construcción, tan solo eran personas de otras profesiones u oficios que
necesitaban vivienda, podía encontrarse lo mismo un dentista que un estibador
de los muelles trabajando en la edificación de estos inmuebles; para obtener
un apartamento debían trabajar en las obras de varios edificios y también
debían seguir trabajando en sus profesiones u oficios reales, muchas de estas personas nunca
obtuvieron el preciado apartamento, tampoco se hicieron los edificios
suficientes como para aliviar la crítica situación de la vivienda en el país y
la calidad de estos edificios era muy mala, actualmente muchos son ruinas
soviéticas en el Caribe.
Las construcciones precastristas soportaron y soportan más
que estos edificios de microbrigadas, pero muchas con más de cien años a sus
espaldas y sin mantenimientos reales desde que Castro tomó el poder, no aguantan y se derrumban, a veces, tristemente, con inquilinos dentro, los que sobreviven
son relocalizados a los albergues que mencionamos antes, que son naves de
construcción muy elemental, paredes de ladrillo o madera con techos de zinc,
sin falso techo, lo que convierte a estas naves en termos, cuando hay frío son
muy fríos y cuando hay calor pues guardan mucho calor. Estas naves no tienen
separaciones y las familias viven unas al lado de las otras, durmiendo en
literas, las más de las veces no tienen agua corriente y los baños son
letrinas, muchas personas optan por buscar alojamiento con amigos o familiares, he conocido familias que viven en una habitación y se turnan la única cama para poder dormir en un colchón, otras van a la calle directamente, otras se cuelan en edificaciones abandonadas
o semiabandonadas u optan por ir a la periferia a construir un espacio con
cartones, latas, piedras o lo que puedan encontrar, generando los asentamientos
conocidos como “Llegaypón”; a veces son desalojadas y a veces no, un desalojo
seguro es si se meten en casas de los que fueron barrios de clase media o alta
antes de la dictadura socialista, estas casas están reservadas para la actual
clase dominante y explotadora.
Un ejemplo muy personal lo comparto para entender mejor la
historia y saber que el socialismo no es mejor que el fascismo, sino que peor
porque a la falta de libertades y las violaciones constantes a los derechos
humanos, se suma la ineficiencia económica del sistema y la pobreza extrema proveniente
de esta ineficiencia y de la necesidad de utilizar esta pobreza como
herramienta de control y sometimiento.
Unos familiares compraron una casa a principio de los años
50, llegando Castro al poder en 1959, una parte de la familia emigró y quienes
quedaron iban a ser desalojados de la casa, pero gracias a la corrupción y algunas
relaciones fueron capaces de conservar la casa, aunque tuvieron que pagarla
nuevamente y esta vez el título de propiedad aclaraba que la casa pertenecía al
gobierno socialista, treinta años después el cabeza de familia pudo escapar a
otro país y quienes quedaron tuvieron que pagar la casa de nuevo, al menos no
fueron desalojados que es lo habitual en estos casos.
La electricidad, el agua y el gas, quienes tienen la dicha
de tener estas utilidades en sus viviendas, tienen que pagarlas a precios que
pueden representar en conjunto más de la mitad de sus salarios y para el 2021
el gobierno anunció que incrementará la tarifa eléctrica en un 500%, me imagino
que es la nueva forma de cortar la energía, ahora en lugar de “apagones” gubernamentales
Cuba tendrá “autoapagones”, por cierto, desde que Fidel Castro llegó al poder
también llegaron los “apagones”, los cortes del suministro eléctrico, que en
ocasiones han sido diarios y por más de 12 horas en algunos lugares y en otros lugares
incluso cambiaron el nombre por “alumbrones”, pues la electricidad se restablecía
una vez a la semana por 3 ó 4 horas solamente.
En resumen, en Cuba nada es gratis, y lo que la dictadura
dice que es gratis en realidad lo ha cobrado con creces, con la vida, con el
trabajo esclavo y hasta con la sangre de los cubanos, literalmente, pues de vez
en cuando hacen “campañas de donación de sangre” obligatorias, para vender este
producto tan valioso a otros países, y cuando los cubanos ingresan en los
destrozados hospitales, casi todos construidos antes de 1959, tienen que ingresar
con la donación de sangre de un amigo o un familiar y ni medicinas hay para la
población esclava.
Espero que esto sirva para abrirle los ojos, aunque sea a
uno que todavía crea que el socialismo es bueno y funciona, y no, no se dejen
confundir que ni en Europa funciona bien, miren países como España o Italia,
países semiparásitos que se hunden en su propia ineficiencia y corrupción con
millones viviendo en el paro y gobiernos cada vez más socializados, incapaces
de cubrir necesidades básicas con calidad y de dar trabajo y vida digna a sus
ciudadanos.
