¿Cierro mis
párpados a la vida o abro mis ojos a un sueño?
¿Es todo la nada
que ansío y me envuelve
cual avalancha
himaláyica o es la fantasía
que forma la
realidad de la vida?
He ahogado a mis
hijos porque no los mereces.
Les he dejado
secar hasta morir porque no puedo
con tus débiles
retos y sin embargo no me atrevo.
A mí no me queda
más remedio que seguir
pero no dejaré
que te cebes en la inocencia.
No te preocupes
por mí que la soledad es mi nana
y el dolor un
amigo.
Y aunque a veces
lamento estar vivo
lucho sin preguntarme
el sentido.
Pongo fin al
todo, me abro a la nada,
que penetre sin
límites, sin vergüenza ni motivos.
Soy una hoja en
otoño, una flama en cien noches
y una noche en la
aurora, soy un corazón sin arterias,
soy vida y sin
embargo
la muerte en mí
anida.
Camino y todo
puede ser un sueño. Miro y me miran,
hablo y me hablan
y todo sigue girando, nada tiene sentido
y todo me importa
un comino.
La píldora de
plomo ha puesto en orden el caos y la negra noche se raja
roja como volcán
y el miedo me domina, tiemblo,
hoja cayendo,
vela en el viento, corazón sin venas muriendo.
No te atreves
conmigo porque no te lastimo,
te curo pero
sabes que me da lo mismo, es más,
quisiera que
desaparecieras para siempre y yo
contigo.
He cerrado mis
ojos y la realidad me abruma
cual tormenta de
arena en medio de un océano y me despierto
al sueño que es
la vida.
(MVA ©)
(MVA ©)
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