Ojalá se hubiese muerto muchos años atrás o que Batista
haciendo uso de su falta de escrúpulos lo hubiese mandado a ajusticiar como mató
a muchos otros terroristas… pero no, Castro vivió para hacer daño, para
destruir la nación cubana, separar familias, reinstaurar la pena de muerte en
la isla y mandar a la muerte a cientos de miles de cubanos lo mismo por pelotón
de fusilamiento que ahogados en el Estrecho de La Florida, que desaparecidos, sin
contar los millones de muertos por el terrorismo que él apoyó y subvencionó con
la ayuda de la Unión Soviética en América Latina, África, Asia y Medio Oriente,
incluso Europa y Estados Unidos.
La muerte de Castro ha sido la más larga en la historia,
ha ido desapareciendo del ojo público, apagándose hasta convertirse en un
cadáver que malamente respiraba. La tiranía está firmemente asida al poder y
Cuba seguirá bajo la bota comunista que ha despedazado la economía y la moral
cubana con la anuencia de la comunidad internacional y sobre todo de Europa y
América Latina.
En estos momentos es imposible para los cubanos hacer
algo para cambiar tan lamentable situación, el dominio es absoluto, son
esclavos y nunca un esclavo pudo terminar con la esclavitud, tuvo que ser una decisión
de poderosos, de naciones, (si no me creen pregúntenle a los venezolanos o a
los rusos o a todos los países de Europa del Este que tuvieron que esperar por
un Gorbachov para ser libres).
Mi Cuba no existe, no existe una nación lógica y capaz de
evolucionar civilizadamente y éste es quizás el peor daño que Castro ha hecho,
destruir la personalidad, la idiosincrasia, las raíces y la voluntad del
pueblo.
Su muerte llega tarde pero confío que la natural bondad,
alegría y ganas de mejorar innatas al cubano triunfen sobre la maldad, la
oscuridad, la destrucción en las que Castro nos ha sumido por tantos años.
¡Viva Cuba!
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