Abdicación.

La Giralda al fondo. MVA©

  Sigo las noticias españolas. Sé que hay mucha corrupción y muchas veces falta de sentido común. Ahora el rey abdica al trono en favor de su hijo. Me parece una jugada política para calmar las aguas que han revuelto tanto fango que embarra a la familia real y a veces amenazan con ahogarla y por supuesto la parte generacional, el retiro y todas esas cosas. 

 No creo que el rey sea parte de la componenda dirigida por Iñaqui Urdangarin pero no se ha comportado a la altura. El rey es una figura un poco anacrónica que ha demostrado una o dos veces cierta utilidad, sobre todo para satisfacer el morbo y las ansias del pueblo de tener figuras "ilustres" y elegantes, que disfrutan el sueño de la mayoría, el de vivir bien sin "dar un golpe". 

 Nos podemos preguntar qué necesidad podrían tener unos personajes que viven lujosamente de los impuestos por el solo hecho de tener un apellido determinado, de ser parte de una familia que se ha dedicado a aplastar sin miramientos ni remordimientos a sus oponentes para llegar a la posición de poder autoproclamarse mejores que el resto. La respuesta la encontramos en todas partes, donde quiera hay gente ambiciosa con ganas de tener más y más y sobre todo ansias de poder, gente que no aprende a vivir con lo que tiene y que muchas veces es suficiente. 

 El rey no parece estar involucrado en el tema de corrupción de su yerno e hija, su misma hija no parece ser una persona inteligente y el príncipe aparenta ser una persona noble, que la nobleza real no se hereda por un título sino por la sangre. La bondad se enseña a desplegar, se cultiva porque se lleva dentro.

 Don Juan Carlos parece que se ha dado cuenta de que se necesitan ideas nuevas, líderes más conectados con el pueblo y sin deudas. 

 España empieza un nuevo reinado que no creo cambie mucho la suerte del reino por sí mismo, al menos al comienzo, más bien Felipe estará un poco ocupado tratando de arreglar problemas domésticos. Sólo el respeto a las instituciones, a la propiedad privada, la lucha constante contra la corrupción, intolerancia absoluta con los corruptos  y la disciplina cívica pueden hacer a un país grande. 

 Para mi querida España lo mejor.