Cualquiera se preguntará que tienen que ver los casos de Alves, Sancho y Rubiales,
y no es difícil darse cuenta de que los tres hombres están involucrados en investigaciones
por supuestas agresiones sexuales o crímenes pasionales. Dejemos claro que no pretendemos defender ni acusar a ninguno de ellos.
Los tres casos tienen una amplia cobertura mediática, pero son tratados de manera distinta por la prensa española. Maravilla ver el doble rasero con el que la prensa trata cada uno de ellos.
Dani Alves, famoso futbolista brasilero, fue acusado por una
mujer de abusar de ella en el baño de una discoteca a donde ella entró voluntariamente con el
deportista. El hombre cambió su versión de los hechos y de
negarlo categóricamente terminó aceptando que estuvo con la mujer pero que fue
algo consentido, parece ser que Alves mintió sobre todo para evitar
problemas con su mujer y su familia, lo cierto es que todavía está bajo
investigación, pero la prensa española nunca le ha otorgado el beneficio de la
duda e hicieron de la mentira su peor enemigo condenándolo desde el primer momento. Este hombre a pesar de ser rico y famoso no es blanco y no es español y
los españoles no quieren reconocerlo pero en España hay mucho racismo y gobierna allí el falso feminismo que plaga al mundo.
Daniel Sancho, nieto e hijo de actores famosos españoles, joven blanco
de melena clara y ondulada con novia rubia y delgada, es acusado en Tailandia
después de que él mismo reconoció haber asesinado y descuartizado a un
ciudadano colombiano con quien tenía aparentemente relaciones sexuales, sin embargo,
a este caso la prensa le brinda todo el beneficio de la duda y sigue interrogando
a peritos y abogados en busca de atenuantes para el muchacho y acusando de manera muy solapada a veces y abiertamente otras, al sistema judicial tailandés.
Por último, y no es que sean los únicos casos, Luis Rubiales, quien es
un exfutbolista español, un tipo mal
educado y desagradable, presidente de la Real Federación Española de Fútbol suspendido de sus funciones por acusaciones del gobierno, de grupos políticos y de la prensa por una supuesta agresión sexual. En este
caso el hombre besó en los labios a la futbolista autora del gol que le dio la
victoria a España en el último mundial femenino de dicho deporte; la besó durante la ceremonia de premiación y fue captado en cámaras. La
jugadora ha cambiado su versión sobre el hecho dos o tres veces, pero en este caso no importa
que sea ella la que cambie su versión, como hiciera Dani Alves, no importa que en un principio la jugadora le restó
importancia al hecho y no tomó ninguna acción para acusar al hombre, nada de eso importa porque hay una agenda que cumplir; la prensa y algunos sectores del gobierno están crucificando a una persona que no les gusta por muchos motivos ajenos al
beso.
La deriva de la gran prensa en el mundo occidental es muy peligrosa,
está dejando de ser un medio imparcial de información y se está convirtiendo en una secta al servicio de una
ideología.
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