Los socialistas comprendieron
hace mucho tiempo que la lucha de clases no es más que otra estupidez marxista que no
derrocará ni a la democracia ni al capitalismo. Saben que sin pobreza no hay
socialismo y por eso no dejan gobernar a la oposición cuando ellos no están en
el poder, y cuando tienen el poder pues gobiernan mal a propósito, porque
necesitan pobres para que la ideología socialista siga viva.
Los socialistas
han descubierto formas muy efectivas para destruir países y derrocar
democracias, para abolir el capitalismo e instaurar su sistema totalitario, nefasto y
destructor, disfrazado de bueno.
Las nuevas formas
de lucha son varias, pero entre las más efectivas y reconocibles tenemos la
generación de odios exacerbando la ignorancia y la confusión de quienes no
entienden la biología y quieren implantar sus delirios sobre géneros inventados
como si fueran verdades absolutas, otra forma de combate es exacerbar las inquinas raciales propagando la mentira de que en países como Estados Unidos el racismo
es institucional y sistémico, pero quizás la forma más rápida y efectiva de acabar con la democracia es la
inmigración descontrolada e ilegal, la siembra de millares cuando no millones
de personas con costumbres, niveles educacionales y objetivos diferentes a los
de las poblaciones nativas o de la inmigración controlada.
Occidente está
siendo inundado por millones de personas en tiempo récord, no es una
inmigración natural, ni siquiera en un ámbito al margen de la ley, pareciese que
muchísimo dinero se estuviese invirtiendo en este movimiento, que se estuviese
haciendo una inversión capaz de movilizar tanta gente de una vez, y al mismo
tiempo comprar a los políticos de izquierda y a los medios de comunicación para
que apoyen la invasión.
Ya los efectos
desestabilizadores y destructivos de la inmigración ilegal se están haciendo notar y los medios de prensa
se apuran en silenciarlos, en tergiversar la realidad, en blanquear la negatividad
de una inmigración descontrolada. Quien se atreva a decir la verdad se le acusa
de fascista, se cancela, se destruye y la complicidad de los políticos liberales se justifica.
El socialismo
internacional ha descubierto un arma muy efectiva para lograr su objetivo
primordial de destruir al capitalismo y a la democracia, instaurarse en el
poder para siempre y convertirnos a todos en esclavos miserables del estado
absoluto.
Sin pobreza no hay socialismo.
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