Vivir representa
un esfuerzo y a veces ese esfuerzo se hipertrofia y se convierte en un peso
difícil de cargar, se convierte en estrés.
El estrés mata.
El estrés es peor que el cigarro, el alcohol y la obesidad juntos, sin embargo,
la atención se desvirtúa y no es que no se le preste, sino que se mira desde el
punto de vista equivocado.
Si buscamos
noticias de salud relacionadas con el estrés la gran mayoría está dirigida a como
lidiar con éste, como reducirlo, incluso a ¡cómo hacer que el estrés
trabaje en nuestro beneficio! y no es casualidad o ceguera de investigadores o
de las compañías que pagan las investigaciones, es un error consciente,
incluso tratan de confundir conceptos al llamarle estrés al esfuerzo natural de tratar
de vivir y así unirlo y mezclarlo con el esfuerzo impuesto de continuar produciendo excesos para
el beneficio de pocos y el daño de muchos.
El estrés se
deriva de muchos factores, entre estos encontramos el exceso de trabajo y responsabilidades, la inestabilidad laboral,
la posibilidad de perder el empleo en cualquier momento y otro que cobrará
menos por el trabajo ocupe el puesto y también se deriva de la necesidad de
producir dinero constantemente y nunca tener el ahorro suficiente como para
decir que podemos retirarnos con tranquilidad a disfrutar la vejez hasta que
nos llegue la hora de abandonar este mundo.
Por este motivo es que el enfoque
siempre es el equivocado y se desvirtúa la atención de la raíz del problema,
pues a las mismas compañías que pagan la investigación no les conviene la
conclusión real, más bien les conviene que aprendamos a vivir con el dañino
estrés y sigamos haciendo el trabajo de tres por el salario de uno.
Los siguientes enlaces son un ejemplo
de lo que les hablo:
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